El ser humano es fácilmente manipulable.





El otro día en el trabajo me reí muchísimo. Aunque nos prohíban hablar, somos seres humanos y a veces no podemos evitarlo, sobre todo cuando pasas tantas horas en un trabajo tan repetitivo como el mío.




Bien, pues resulta que entraron unas chicas nuevas, que aún no saben cómo es el tema de las máquinas y tal. Y a una de ellas la pusieron a envasar en el pimiento.
Las cintas del pimiento están divididas en dos. Ambas partes tienen un lector fotosensible, que las hace andar cuando están los pimientos sobre ella. O sea, que si apartas los pimientos de la célula del lector, la cinta se para y los pimientos no corren hacia abajo. Así que le dijeron a la nueva en cuestión que sujetara los pimientos para que no pasaran a la segunda cinta.
A esto que llego yo, viendo a una de mis compañeras agobiadas. Esta compañera en cuestión tiene alitosis, es algo desagradable, pero a mí me hace mucha gracia como habla así que me pongo a su lado en cuanto tengo ocasión a pesar de su problema,que no me importa demasiado si no se pega mucho a mí.
Me explicó que estaba bastante agobiada porque la nueva no envasaba; que lo único que hacía era sujetar los pimientos para evitar que pasaran por la línea de la célula, y que esto la estaba cabreando bastante porque ella tenía que hacer el doble de trabajo.
-Pobrecilla.- de dije, hablando de la nueva.- Claro, le han dicho que no pasen los pimientos de la línea y está asustá, asustaíca esta la pobre.
-Es verdad, yo no le hecho la culpa a la nueva, pobrecilla.- me respondió. A esto que pasó por allí  la ayudante de la encargada y ella, muy dispuesta, le exclamó.
-¡ Asustaícas las tenéis a las nuevas, asustaícas! Na más que con la línea, la línea, pobrecillas hombre, no hay derecho, están asustaícas!
Y la otra chica, que no sabía de qué le estaban hablando, se acercó a la nueva para ver si se encontraba bien, y le dijo que no hacía falta que sujetara tanto los pimientos para arriba.
Me hizo mucha gracia cómo cambió de forma de pensar tan radicalmente: de echar pestes de la nueva porque no envasaba, ahora la culpa era de las encargadas. Y lo más curioso ¡Había usado mis propias palabras, exactas!
Yo estaba que no me aguantaba la risa, pero en vista de lo ocurrido, decidí seguir con mi experimento sociológico. Y en cuanto se fué la ayudante de la encargada, continué.
- Pues hay que tener cuidado con la línea, que hace daño cuando metes el dedo.
-Pues no metas el dedo ahí.
- A ver, que no lo hice a posta. Que empujando los pimientos para arriba, la succión de las bancas hace que se te meta el dedo si no tienes cuidado. A mí me pasó, un poco más y no lo puedo sacar, se me rompió el guante y todo.¡Me hice un daño! ¡Qué daño me hice con la mierda la línea!
Entonces volvió a acercarse la ayudante de la encargada, y mi compañera le exclama:
- ¡ Y encima la mierda de la línea esa, que hace un daño que pa qué, que se le mete a una ahí los deos que rompe los guantes y tó, con el daño que hace la mierda la línea esa!
Utilizó hasta la palabra mierda, como yo le había dicho antes.
Tuve que irme en aquellos momentos porque no quedaban más pimientos en la banca, y porque estaba muerta de la risa. Volví a la parte de atrás de la máquina, yo sola, pero no podía dejar de reirme.
Postdata: Un ejemplo de cómo el cerebro humano es fácilmente manipulable. Y a vosotros ¿Os ha pasado alguna vez algo así?


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