Hace tiempo que no escribo en este blog. La verdad es que no sé qué escribir en él. Mi vida no es demasiado interesante y hay cosas que no vale la pena contar, claro está.
Últimamente estoy bastante ocupada maquetando y editando "La hija de Lucifer". Aunque no sé si lo publicaré. Yo creo que sí lo haré, tengo que apostar por mis historias, aún por las que no han tenido demasiado éxito, porque lo que ocurre es que a lo mejor aún no le llegó el momento.
Además, "La hija de Lucifer" tiene cierta historia oculta paranormal muy inquietante detrás. Os explico.
Hace muchos años comencé a trabajar en una floristería como auxiliar, dependienta. Ya sabéis: en España es así. La dependienta hace de todo.
La floristería estaba situada en un centro comercial que, por causas de la vida, ya ha cambiado de nombre. Bueno, eso no viene al caso. El hecho es que a veces no tenía clientes, y ya lo había limpiado todo, cambiado el agua a las flores, regado las macetas... que tenía algo de tiempo libre porque no cerrábamos hasta las diez de la noche. ¡ Que "jartá"!
En esos momentos libres tampoco podía abandonar mi puesto de trabajo, así que me compré una libreta y comencé a escribir lo que más tarde sería "La hija de Lucifer", pero nadie vio lo que yo hacía porque me daba vergüenza que alguien leyera alguna de mis historias. Éstas son bastante paranoicas y la gente no puede entender que esa clase de cosas salga de mi mente. No sé por qué, las personas de mi alrededor me ven siempre como una princesita dulce, y se sorprenden mucho cuando les explico que mis historias no son precisamente de amor, sino de terror, algo sádicas y salvajes. No pueden concebir el hecho de que en mi mente se fragüen historias con un tinte tan siniestro.
Así que, en aquellos tiempos, nunca dejaba que nadie supiera que me gustaba escribir. Aunque lo hago desde siempre, la verdad. Mi primera historia larga completa la escribí con ocho años. Imaginaos. En fin, continúo.
Trabajaba en el establecimiento de al lado una chica que, casualmente, se llamaba igual que yo y, a pesar de ser las dos muy diferentes en nuestra forma de ser, nos llevábamos bastante bien. Cierta mañana llegó hasta allí, muy sonriente, y me dijo: Esta noche he soñado contigo.
Empezó a contarme que en su sueño ella fue al cine, acompañada de alguien (no quiso decirme de quién) y que le hizo mucha ilusión porque, de repente, vio que la película que verían estaba basada en una novela ¡¡Mía!!
Y me comentó: sólo me acuerdo de una escena de la peli, que pasaba ésto y lo otro...
Yo me quedé muy asombrada,porque precisamente eso era lo que había escrito en la libreta unos días antes.
Se lo comenté,le dije:
-Sí, eso es lo que estoy escribiendo ahora.
- Pues no lo dejes.- me dijo.- vaya a ser un sueño premonitorio y resulta que hacen la película un día con tu historia. Acabala.
Y así lo hice. Y ahora, muchos años después, aún me siento dubitativa con "La hija de Lucifer", y pregunto a mi alrededor y en mis redes sociales si las personas que me conocen creen que vale la pena esta historia, y todas las horas y trabajo que he empleado en ella, y nunca obtengo respuesta.
