EL EFECTO MANDELA Y LOS CAMBIOS EN NUESTRO CUERPO

¿Has oído hablar del Efecto Mandela? Seguramente te suena lo de los tirantes de Mikey o la frase de "Luke, yo soy tu padre". Pero ¿Y si te dijera que esos cambios de la percepción de la realidad no sólo son relativos a marcas comerciales y películas? ¿Y si te enseñara que esos "Cambios extraños" también se han producido en nuestro propio cuerpo?


Con este post no estoy diciendo que el Efecto Mandela sea real. Quizá sea un engaño, un timo o un fallo de nuestra memoria. Tal vez sea que somos muy ignorantes y creemos todo a pies juntillas. Pero claro, es lo normal. Si ves un dibujo de un cráneo humano, no vas a ir por ahí buscando cráneos para comparar... Tiendes a creer a los que, supuestamente, los han visto en persona.

Sin embargo, navegando por Internet, he leído comentarios de personas que dicen ser médicos y muy conocedores de la anatomía humana y que también han experimentado esos cambios de nuestros cuerpos y el citado Efecto Mandela. ¿Será verdad? Comenzaremos a comparar...


Los cambios en el cerebro. Son evidentes, en el tamaño y en la forma. Me pregunto si también habremos cambiado en cuestión intelectual y/o espiritual. Por de pronto, eso de que usamos el 10 % del cerebro quedó atrás. Ahora se sabe a ciencia cierta que usamos el cerebro entero, siempre.



El corazón. Recuerdo que siempre me dijeron que el corazón estaba a la izquierda. Incluso cuando cualquier médico me obscultaba, me ponía el aparatejo a la izquierda. Se suponía que el pulmón izquierdo era más pequeño, y tenía una cavidad donde se resguardaba el corazón. Pero no. Ahora lo tenemos ahí, en pleno centro del tórax.


¿Cómo recuerdas el estómago? Bueno, ese dibujo de la "vieja realidad" me parece un poco tosco, no es exactamente así como yo lo recuerdo. Sin embargo, el dibujo del estómago de ahora me parece como si estuviera invertido, al revés. Tiene una forma extraña.


Los riñones. Como ya señalé en otro post sobre el efecto Mandela, la mayoría de la gente señala sus riñones en la zona lumbar, y no en medio de las costillas. ¿Es desconocimiento, o es un verdadero cambio anatómico del que no hemos sido plenamente conscientes?




El cráneo. Lo que más llama la atención para mi son los agujeritos de la barbilla, debajo de los ojos y justo encima también. Lo demás no me parece demasiado extraño, pero hay quien señala que no recuerda que tuviéramos huesos en lo ojos ni ese agujero en la sien.


¿Y tú, cómo recuerdas el cuerpo humano? ¿Has sufrido alguna clase de Efecto Mandela relacionado con la anatomía u otra cosa? Compártelo con este blog.


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