ANÉCDOTA Y REFLEXIÓN SINIESTRA


Ayer, cuando paseaba con mi perra, me ocurrió algo que me gustaría compartir en el blog. Quizá te parezca una tontería, pero me hizo reflexionar. 

Andábamos por las calles del pueblo, camino del parque. No había demasiada gente en la calle, pues la mayoría están disfrutando de la playa o la piscina. (Viernes por la tarde, es normal)
Un coche pasa por nuestro lado. Hay un grupo de chavales jóvenes dentro. Tienen las ventanillas bajadas, y puedo escuchar perfectamente que uno de ellos dice: Está gorda.
Descarto que lo dijeran de la perra porque, evidentemente, no lo está: es una podenca, son de naturaleza y constitución delgada.
¿Qué conclusión habrías sacado tu?
Bien, yo pensé: ¿Será que me han llamado gorda a mí o estarán hablando de alguien que ellos conozcan? Es lo más probable. 

Y espero que así sea,porque el hecho de  que un grupo de chavales en un coche se vayan fijando en los cuerpos de señoras de cuarenta años ya es algo raro. ¿Y si lo que iban buscando esos chicos no era ver mujeres hermosas? ¿Y si lo que andaban buscando realmente era encontrar chicas guapas, delgadas (evidentemente) para secuestrarlas y utilizarlas como mercancía sexual o algo peor? Una mujer joven y delgada, generalmente, dispone de órganos saludables. En ese caso, bastante probable en los tiempos que corren, he de confesar que me entraron ganas de hincharme a helado y patatas fritas. Vivan los kilos de más, porque ellos pueden salvarte la vida. Literalmente.

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