Unas risas en un día triste.

Es muy triste lo que ha pasado en París. Y lo que sucede en el  mundo en general. Y todo por culpa de las religiones. Más 
bien dicho, todo por culpa de los psicópatas que ponen como excusa a sus religiones para cometer asesinatos y tropelías.




 Pero en fin, no quiero escribir nada triste porque creo que ya tendréis bastante con las noticias y los tele diarios. Así que hoy os contaré una nueva y graciosa anécdota que  pasó en el trabajo, ya hace algún tiempo.
Una vez llego al cuarto de baño y me encuentro allí con una compañera, que se estaba riendo ella sola. Le pregunté qué era lo que le pasaba, y me contó lo siguiente.
Ella llegó al baño y dejó los guantes (obligatorios en nuestro trabajo) encima del fregadero. Entró en el retrete y , al salir, se encontró con una compañera.
La chica le dijo que había perdido sus guantes y que como allí había unos, que se los iba a llevar. Así, con todo el morro que dios le dio.., Cogió los guantes de la otra y se marchó.
Y ella no le dijo nada, del corte que le dio. Sólo se quedó allí, pasmada y riéndose sola, hasta que yo llegué al baño y le pregunté.
Al final, le pidió un par de guantes a la chica que se encarga de darnos las batas y los uniformes. Y afortunadamente tenían guantes de repuesto, aunque normalmente no te dan más de un par. Durante aquel día, la señora no paraba de contar esta anécdota a todas las compañeras, pero tal y como son allí en la empresa dudo mucho que a nadie le hiciera gracia como me la hizo a mí. Tanta que lo escribo aquí para no olvidar.

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