EL COLOR DE LA LUNA LLENA



El relato corto que te traigo esta noche es de... Vampiros. Si, me gustan. De echo, siempre me he sentido atraída por estas criaturas de la noche, aún incluso antes de la famosa moda "crepuscular". De echo, la primera película de la que tengo recuerdos, (fijaos si era prácticamente un bebé) es la de Salem´s Lot, basada en una novela de mi adorado rey Stephen King. Bueno, espero que te guste esta pequeña historia.



EL COLOR DE LA LUNA LLENA

Siempre me ha gustado ver el reflejo de la luna en el mar. Cuando éste está en calma,y parece un espejo,si te fijas,da la sensación de que el satélite está ahí dentro,en el agua. Y su luz,su brillo,es diferente a todo.

Pronto amanecería,pero yo sabía que no lo vería. El sol no nacería aquel día para mí. Pero el mundo seguiría igual, seguiría ahí... Los gorriones cantando de buena mañana,las prisas de la gente,el tráfico,el olor del café y las tostadas,las madres apuradas que arrastran a sus hijos al colegio...

Supongo que nadie dispone ya de tiempo suficiente para pararse a mirar cómo la luna se refleja en el mar,su belleza milagrosa en todo su esplendor. O simplemente, a nadie le interesan esas cosas. Y,sin embargo, esto es algo que siempre quise hacer pero que nunca me atreví,hasta ahora.

Estar sola de noche en la playa, sin hacer nada. Sentir la brisa marina en la cara. Acurrucarme sobre la fría y húmeda arena.Y reunir el valor suficiente para meterme en el agua,para intentar alcanzar esa luna,para meter la cabeza en ese mar y permanecer ahí dentro.

¿Sería capaz de hacerlo? ¿Sería lo suficientemente valiente como para notar cómo mis pulmones se llenaban de agua salada con la primera bocanada y no intentar salir fuera?¿Tendría la suficiente fuerza de voluntad para ahogarme,para morir?

Porque,efectivamente,por esta razón estaba en la playa esa noche,para morir. O,por lo menos,intentarlo.

Me levanté. Sacudí instintivamente la arena que se me había adherido al pantalón. ¿para qué? De repente,me di cuenta de que no estaba sola.Había alguien a mi lado,que también miraba el mar. ¿Había aparecido de la nada?Habría jurado que,hasta hace un segundo, estaba sola.Lo ví por el rabillo del ojo al principio,y después,muy despacio,me cercioré de que lo que veía no era producto de mi imaginación.

Era una persona, sin duda. Un hombre.

-Preciosa Luna.-Me dijo. Su voz sonaba ronca y gutural.

Lo miré detenidamente, y entonces lo que ví me estremeció.

Parecía un ser humano,pero no lo era. Su piel estaba blanquísima y lisa,como esculpida en mármol. Sus manos,huesudas,acababan en unas largas y finas uñas nacaradas. Más que manos,eran garras.Me recordaban a las de los felinos. Éstas y sus ojos,que poseían aquella luminiscencia característica de los animales nocturnos.

Vestía de riguroso negro de arriba abajo.Demasiado tapado para el calor estival... ¿Acaso no era ropa lo que le tapaba el cuerpo?

Tenía también una melena de cabello espeso y moreno que le llegaba hasta los hombros. Su rostro era atractivo,de una manera imposible de describir,pero al mismo tiempo aterrador.

Supe lo que era en cuanto lo miré. Había visto muchos en el cine,en las películas, pero jamás imaginé que la ficción podría parecerse tanto a la realidad... O no era ficción, al fin y al cabo. Allí me hallaba observando la mismísima cara de la muerte. Estaba con un vampiro.

Él me devolvió la mirada. Y sus ojos tenían el mismo color que mi adorada Luna llena.

-Adelante.- Me dijo.- No te cortes por mí. Será un buen espectáculo.

-¿No vas a impedírmelo?

-Te aseguro que no.

Durante un par de segundos se produjo un extraño silencio que la criatura rompió.

-Posiblemente yo también muera esta noche.-Me dijo.- De hecho,estoy aquí esperando que llegue el alba,que causará mi desintegración.

-¿Por qué?

-Podría preguntarte lo mismo,pero no lo haré. Cada cual lleva su cruz. Sin embargo,sí te confesaré cuál es mi motivo. Hace tanto tiempo que no me alimento,que no me quedan ya fuerzas para continuar viviendo.Me duele demasiado. Es un dolor insoportable, indescriptible. Si pudiera llorar lo haría,créeme. Pero no puedo hacerlo.Lo único que puedo hacer es intentar que éste desaparezca de una vez por todas. Y el suicidio es la única manera que se me ocurre.

-¿Te alimentas de sangre?

-Si.

-¿De seres humanos,como yo?

-Así es. Pero no te preocupes.-me informó.- No puedo alimentarme de ti. Hasta los vampiros tenemos nuestros límites.

¿Había oído bien?¿La criatura acababa de usar la palabra “vampiro” para designarse a sí misma?

-¿Qué clase de límites?

-Tenemos ciertas normas,reglas que debemos cumplir,por así decirlo. Nosotros nos movemos en un plano diferente al vuestro,otra dimensión. No sólo nos alimentamos de la sangre si no que,con ella,nos alimentamos también de la vida que la envuelve...

-¿Algo así como el alma?

-Exacto.Podría decirse así. Por esa razón no podemos segar la vida de una persona por las buenas,sería una violación del alma. Y supondría para ese vampiro un sufrimiento extremo no demasiado recomendable.

-No puedo comprender lo que dices.-Le espeté.-No creo en la existencia del alma,ni de mundos paralelos ni chorradas de esas.Posiblemente tu no existas realmente...

-Posiblemente.

El vampiro sonrió. Vi sus colmillos brillando detrás de la oscuridad de su boca,largos y afilados. Un estremecimiento me recorrió.

-Entonces ¿de que clase de personas te alimentas?-Retomé la conversación.- ¿de gente malvada?

-No. Yo no soy dios. No soy quien para juzgar a nadie. Ni me atrevería a designar quien es malvado y quien no lo es. El bien y el mal son dos conceptos demasiado ambiguos e influenciables. Nosotros,los vampiros,nos alimentamos de almas voluntarias. Y ése es precisamente mi problema. La gente ya no siente ni padece. Los seres humanos se han convertido en una especie de robots,de muertos vivientes,incapaces de razonar,de sentir,de vivir. Tienen alma,si; pero ésta permanece latente e inútil desde que nacen hasta que se mueren. Son autómatas sin voluntad. Y eso esta haciendo que mi especie se extinga rápidamente. Ya no hay voluntarios para nosotros,ya no quedan almas vivas que alimenten nuestro espíritu parásito.

-Tómame a mi.-Le dije,automáticamente.

-No es buena idea.

-¿Por qué? Tú sabes por qué estoy aquí. Tú sabes que vine aquí a morir. Sabes que ya no aguanto más la hipocresía de este mundo materialista.Quiero marcharme, huir de él. Y, si dándote mi alma puedo mitigar tu sufrimiento, pues bien, así sea. Por lo menos me iré de este mundo pensando que he hecho algo útil por alguien.

-Pues así será.

De repente no podía moverme. El vampiro me abrazaba desde atrás fuertemente. Sentí cómo su poderosa mandíbula se cerraba en mi cuello,con una presión de acero. Sus largos y afilados colmillos perforaron mi piel,carne,tendones,como si fueran de mantequilla.Era un dolor espantoso,horrible. Quise gritar,pero no pude.

Un gran chorro de sangre salió de mi arteria abierta. Lo noté.Él la bebió. Otro latido dio paso al segundo chorro, y con éste,sentí cómo mi cuerpo comenzaba a desvanecerse.

Sabía que no debía dormirme, porque aquel aterrador sueño que me envolvía significaba que no volvería a despertar.

Aparecieron ante mis ojos las escenas de mi vida cotidiana,las risas en el colegio,las flores en el parque en primavera, mis momentos de pasión con mi amado,el helado de turrón...

Ahí llegaba el tercer latido ¿sería aquel el último?

-¡No quiero morir!-Gritaba en mi interior.-¡No quiero morir!

Y entonces,dentro de mi mente,la aterciopelada voz del vampiro me contestó:

-Lo siento preciosa: Demasiado tarde.

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